domingo, 16 de octubre de 2016

Porru Bolu

La carrera de Somiedo me había dejado tocado de la rodilla izquierda, a lo que en un principio parecía una tendinitis en el rotuliano se terminó sumando también la cintilla, provocando que aún a día de hoy no esté recuperado al 100%. Muchas sesiones de fisio y entrenamientos dejados a medias hicieron que fuese rechazando una y otra vez las invitaciones de los amigos para salir al monte. Álex me había hablado de hacer algo de clásica a principios de otoño, a mí me parecía perfecto porque era una cita lejana en el calendario y mi rodilla necesitaba semanas para volver a estar operativa ante los desniveles de picos. Los días fueron pasando y casi por arte de magia la rodilla dejó de molestarme la misma semana que Álex y David tenían planeada para escalar, así que como si de un test se tratase me apunté sin dudar.

Subimos con muchas ganas con la torre de santa maría al fondo

El viernes 14 de octubre quedamos en Guitiriz a mediodía para ir en un solo coche hasta allí, hacia las 18:15 estábamos aparcando en Pandecarmen y una hora larga más tarde estábamos en el refugio de Vegarredonda, donde pasaríamos dos noches. La actividad principal que Álex había estudiado era la vía Pili-Cristina de la Torre de Santa María. Es una vía que nos servirá para echar el día sin pasos de mucha dificultad, y además nos servirá para observar de cerca el corredor del marqués de cara a una futurible ascensión invernal.

Hacia el valle las vistas eran insuperables

Convinimos en que no era necesario madrugar demasiado para permitir que el sol calentara un poco el ambiente por lo que serían las 10 de la mañana cuando llegamos a pie de vía. La parte final de la cumbre se veía nevada, mal asunto. Según nos acercábamos a la pared se apreciaba más hielo por el suelo, tampoco era buen augurio. Al final nos encontramos la vía bastante mojada e incluso helada en algunas zonas, pero lo peor era el frío que hacía allí, ni con el plumas ni los guantes gordos se encontraba uno medio-cómodo, estaba pasando más frío que en cualquiera de las invernales de este año y ni siquiera había nieve alrededor! Ah, y no he citado todavía a nuestro querido amigo el viento, que nos acompañaría durante toda la jornada, si ya hacía frío de por si el viento que soplaba a ráfagas convirtió aquello en un verdadero martirio. Después de tantear los primeros pasos y razonar que sería imposible aguantar esas condiciones los 5 largos de la vía decidimos dejarla para otra ocasión.

Al mal tiempo buena cara

Todavía era temprano y había muchas posibilidades así que nos alejamos de la fría cara norte buscando una segunda opción. Rodeamos las Torres de Cebolleda y bajamos por el collado les merines donde soplaba tanto el viento que te tiraba al suelo, yo creo que esas rachas de viento superaban los 100km/h fácil. Teniendo en cuenta todas las variables poco a poco nos íbamos convenciendo de que la cosa estaba difícil, y ponerse a escalar con esas rachas era jugarse la vida.

Llegamos al llanu los pozos, donde paramos a descansar y comer algo resguardándonos del viento en uno de estos pozos, qué lugar tan peculiar. Desde allí veíamos la horcada que forma el Porru Bolu con el Porru La Mayada, aunque la vía normal al Porru Bolu, que es la que subiríamos nosotros, sube a esa horcada por una chimenea desde el lado contrario. Al terminar la comida rodeamos el Porru Bolu y subimos por la llampa cimera hasta llegar a pie de vía. Allí estábamos resguardados del viento así que la idea era subir hasta la primera reunión y decidir allí si seguíamos para arriba o nos conformábamos con ese único largo.

Croquis de la vía por el maquis 

Álex fue abriendo la vía mientras aseguraba David cuando de repente nos cae una piedra del Porru la mayada que le da a David en la tibia y me rebota a mí en el pecho. Fue todo tan rápido que no pudimos ni ver el pedrusco, calculo que sería pequeño porque a David solo le hizo una pequeña herida y cayendo desde tan arriba si llega a ser un par de centímetros más grande... mejor no pensarlo.

Segundo largo

Una vez en la primera reunión vemos que el viento no molesta, no sabemos si porque estamos protegidos de él o porque ha bajado así que decidimos continuar y David abre el siguiente largo. Detrás vamos Álex y por último yo. El tercer largo se puede encadenar junto al segundo pero como ninguno había estado allí antes decidimos hacerlo como un largo individual tal y como aparecía en la reseña de la guía.

Llegando a la segunda reunión

Llegando a la cima

Una vez en cumbre dado lo incómoda que era nos sacamos un par de fotos y empezamos a bajar. Creo que no estuve en un sitio con un patio como ese, parecía una aguja por las caras sur y Oeste, increíble. Como no nos fiamos del maillon oxidado dejo uno mío allí y se empieza a descolgar Álex, yo sería el último. Mientras estaba allí esperando a que David llegase a la primera reunión (rapelaríamos el tercer y segundo largo juntos) volvieron las rachas de viento y empezó a lloviznar, estaba deseando bajar de allí.

Selfie en cumbre

Por suerte el tiempo nos dio tregua, la lluvia aguantó y la frecuencia de las rachas aminoró, hasta no me coincidió ninguna en el aéreo rápel, que era lo que más temía. La vía un día normal parece disfrutona y asequible, pero en un día tan frío como el nuestro hizo que me pusiera al límite. La roca estaba congelada y a los dos minutos de empezar a escalar perdía la sensibilidad de las manos, los agarres eran buenos pero no era capaz de sentirlos y tenía que mirar continuamente para comprobar que cerraba los dedos o empotraba la mano en la fisura correctamente. Por suerte Álex y David se peleaban por abrir los largos y yo siempre fui con la cuerda por delante.

Álex rapelando la chimenea

De regreso al refugio nos fuimos muy satisfechos y agradecidos por haber tenido la oportunidad de salvar el finde, ya que al día siguiente las condiciones eran aún peores, lo que hizo que decidiéramos bajarnos al coche directamente.

En cotas altas el día estaba muy feo

Mar de nubes al fondo mientras bajábamos a Pandecarmen

lunes, 29 de agosto de 2016

Arista de Cósmicos

La semana de vacaciones en Chamonix llegaba a su fin, pero eso sí, nos despediríamos a lo grande. Habíamos dejado para el final la actividad más exigente técnicamente, la arista de Cósmicos, esa vía de la que habíamos repasado tantos blogs y visto tantos vídeos en Youtube, con su famoso pasito de IV+/V (según la reseña) que había que hacer con crampones y que suscitaba tantas dudas en mi interior.


Arista de Cósmicos (summitpost.org)

La idea era coger el primer teleférico de la mañana que nos catapultaría a la Aiguille du Midi por un módico precio de 60€ ida y vuelta, desde luego no es como para montarse todos los días. Llegamos muy temprano a la estación pero para nuestra sorpresa ya estaba allí medio Chamonix y ni siquiera había salido el primer viaje, tremendo. Incluso había dos turistas canarios que nos preguntaron un par de cosas, ¿pero esa gente para qué madruga tanto? Eran las 6:30 de la mañana.

El "vuelo" se me hizo bastante largo, hay que parar a mitad de camino en la estación del Plan de l'Aiguille y esperar un poco para coger la siguiente cabina, supongo que los turistas lo agradecen pero yo estaba deseando llegar arriba y bajar por fin por la afilada arista.


En Plan de l'Aiguille

Una vez arriba nos dirigimos rápidamente al túnel que da acceso al exterior donde terminamos de prepararnos. Allí había mucha otra gente con el mismo propósito que nosotros, nos ponemos a la cola y empezamos a bajar. Aquello fue espectacular, sin embargo mientras preparaba esta entrada y repasaba las fotos reconozco que no lo recordaba tan expuesto, siempre me parecen mucho peores las cosas en foto y vídeo que en persona. Recuerdo un lobo solitario que sin encordar ni nada me adelanta en uno de los tramos más peligrosos saliéndose de la huella por la izquierda, alucinante lo que se ve por allí.


Arista NO

Terminada la arista no queda más que atravesar la planicie nevada para llegar al inicio de la vía. Se ve alguna gente escalando ya por el granito que forma la Aiguille aunque no conozco las vías.


¿Dónde está Wally?


Camino de la vía

Llegamos al inicio de la vía marcado por el Abri Simond y la plataforma del antiguo teleférico. Pichi y David tiran para arriba y nosotros vamos detrás. Empieza con una pala de nieve y poco a poco van aflorando las piedras hasta que llegamos a los primeros bloques y pasos mixtos.


Instalación del antiguo teleférico


Pichi y David empezando a subir


Ruta de los cuatromiles


Ramón feliz como una perdiz

La arista es sencillamente espectacular, para mí la mejor actividad que hicimos en alpes, muy divertida y con dificultad mantenida, pero a la vez dando opciones para asegurar siempre que lo vieses necesario.

El primero de los rápeles se puede destrepar aunque nosotros lo rapelamos. El último rápel también es evitable haciendo una travesía por abajo para rodear el bloque, pero nosotros fuimos por arriba y también lo hicimos.


Primer rápel

Las vistas hacia el valle tenían esta pinta


Preparándome para el segundo rápel, bastante expuesto el acceso a la reunión

Segundo rápel

Pichi preparándose para el último rápel

Le saqué muchas fotos a un bloque que tenía una forma muy característica, como un prisma enorme donde luego me enteré que estaba equipada una vía llamada Digital Crack, uno de los objetivos de Edu Marín para este 2016, habría sido increible coincidir allí con él.


Segundo gendarme donde está Digital Crack




Aquí hacemos un descanso para reponer fuerzas y comer algo porque lo siguiente que nos espera es el famoso paso de la placa vertical. Como de costumbre pasaron Pichi y David primero y luego nos tocaba a nosotros.

Al final resultó mucho más fácil de lo esperado, había más nieve acumulada a pie de la placa que en las fotos que yo había visto, de esta forma el paso se reducía (calculo) sobre medio metro bajando mucho el grado. Después había que hacer una travesía bastante precaria y rodear un bloque subiendo por un diedro y haciendo un par de trepaditas.


Foto del paso y bloque que había que rodear por la derecha metiéndose por detrás


Pichi por la repisa posterior al paso


Yo en pleno paso (posando) pensando el siguiente movimiento

Lo último que nos quedaba para terminar la vía era una goulotte súper estrecha donde no te podías ni mover porque te quedabas encajado con la mochila y que tenía hielo en algunos tramos. Sencillamente espectacular, me encantó la última parte desde el paso de la placa, hay que volver.


Yo posando al final de la vía


Llegando a la escalera


Unos pros haciendo cosas guays

Una vez arriba ya solo queda caminar por la nieve unos metros hasta llegar a la escalerilla metálica... que se mueve la hostia! Había que mantener el rostro sereno para los turistas que miraban curiosos desde arriba pero joder cómo se mueve, esa escalera es lo más complicado de la vía jajaja

Antes de bajarnos hacemos cola cual turista japonés para subirnos al mirador de metacrilato que tienen allí. Es una pena porque salen todas las fotos muy oscuras pero el sitio está tremendo. La pena es que con toda la gente que hay haciendo cola al final subes (o mejor dicho bajas) a hacerte la foto y ya casi te están echando sin poder mirar con tranquilidad hacia fuera.


Pas dans le Vide

El día siguiente antes de irnos para Ginebra al aeropuerto aprovechamos que había una feria de segunda mano en nuestra plaza para curiosear un poco, había cosas muy chulas.


Esquís antiguos


Las raquetas a precio de TSL Symbioz

martes, 16 de agosto de 2016

Vía Ferrata de Curalla en Passy

Después del Mont Blanc necesitábamos buscar una actividad tranquilita, estábamos muy cansados de los dos días previos pero tampoco era plan quedarse todo el día en la cama, solo íbamos a estar 7 días en Chamonix y había que exprimirlos al máximo. Creo que fue Alex el que se enteró de que había una ferrata cerquita de allí y a todos nos pareció perfecto, Ramón y yo nunca habíamos probado y teníamos mucha curiosidad. Fuimos preguntando por las tiendas de montaña para ver dónde alquilaban disipadores hasta que los encontramos en Sport 2000, solo nos cobraron 5€ por cada uno, menuda ganga.

Información de la ferrata

Croquis de la vía

A la ferrata se llega muy fácil, está todo indicado e incluso hay un párking para dejar el coche cómodamente. La aproximación dura alrededor de 15 minutos en los que el camino pica para arriba atravesando el bosque hasta que se llega a pie de vía. La pared por la que discurre la ferrata se ve claramente desde la carretera y la vía va atravesándola en diagonal de derecha a izquierda. Desde la vía se ve el macizo del Mont Blanc enfrente, ofreciendo una panorámica espectacular.

Ramón empezando la vía

 La vía está perfectamente equipada y da mucha seguridad. La pena fue no llevar unas zapatillas más adecuadas para la actividad, calzaba unas Brooks Cascadia que en la roca no agarraban lo suficiente y en algún tramo tuve que coger el cable con la mano para no tentar a la suerte.

Alex terminando el primer puente 

Ramón sobre el tablón de madera y David sobre el primer puente

Alex esperando por todos

David y Ramón en la parte final
 Creo que nos llevó sobre hora y media terminar el recorrido, aunque a mí se me pasó rapidísimo. Disfruté mucho de la escalada y no esperaba que fuese tan divertido. El hecho de ir autoasegurado y decidir por ti mismo la velocidad de avance fue lo que más me gustó. Además la vía iba cogiendo cada vez más altura aumentando cada vez más la sensación de patio.

Despidiendo el día

Para terminar el día ducha y paseo por el centro de Chamonix... y cuando digo paseo me refiero a buscar una buena terracita céntrica donde beber una cerveza bien fresca.

Ahora que veo las fotos, qué ganas de hacer otra ferrata!


viernes, 12 de agosto de 2016

Mont Blanc

A la vuelta de la Mer de Glace empezamos a planificar la ascensión al Mont Blanc. Había estado llamando toda esa semana a los refugios de Gouter y Tete para ver si obteníamos plaza a última hora, pero desde que llegamos fue imposible reservar. No llevábamos la reserva hecha desde aquí porque una semana antes el buen tiempo no estaba asegurado. Sin embargo, estábamos disfrutando de unas condiciones espléndidas y no queríamos arriesgarnos a esperar más días para subir por si el tiempo cambiaba, así que ante la imposibilidad de obtener plaza en uno de los refus de la ruta de Gouter Pichi propuso tomar medidas "drásticas". Subiríamos y bajaríamos sin hacer noche en ningún refugio, desde luego no era la forma más cómoda de subir pero era una opción válida y además tampoco teníamos elección si queríamos realizar ese itinerario.

Así lucía esa mañana el Mont Blanc desde Chamonix

La idea sería subir en uno de los últimos trenes cremallera que te dejan en Nid d'Aigle y hacer un poco de tiempo para no llegar a la cumbre demasiado temprano. El mapa marcaba una cabaña antes de empezar a subir al refugio de Tete, la Baraque des Rognes. Buscamos información por internet pero como no nos quedaba demasiado claro nos acercamos hasta la Maison de la Montagne para explicarles nuestro plan e informarnos sobre si estaría abierta y allí nos dijeron que estaría cerrada. La verdad es que no nos lo creimos pero claro, si era verdad corríamos el riesgo de llegar allí y que no pudiésemos entrar, con las consecuencias que ello suponía. Con este panorama trazamos un plan B: llevaríamos una tienda ligera para esperar dentro unas horas e intentar dormir en caso de que la cabaña estuviese cerrada. Como no habíamos previsto esta situación no habíamos llevado ninguna tienda, por lo que tuvimos que comprar una en Chamonix. Por suerte no nos tuvimos que gastar demasiado, como daban muy buen tiempo compramos lo más barato y ligero que encontramos.

Foto de la salida

Comemos muy temprano unos espaguetis deliciosos que prepara Pichi y salimos los tres pitando para la parada de bus que teníamos al lado de casa, estamos a 6 de julio de 2016. Cogeríamos el bus hasta Les Houches y allí el teleférico que te deja en una estación intermedia del tren que sube a Nid d'Aigle. En el teleférico estábamos solos, pero en la estación del tren ya se veía ambiente montañero. La mitad de los que estaban allí iban para arriba, se diferenciaban muy bien de los turistas ya que muchos iban con mochilas de más de 100 litros de capacidad y piolets de 1 metro de largo, os prometo que no estoy exagerando ni un poquito.

Subiendo en el Tramway du Mont Blanc

Una vez en Nid d'Aigle (2.372 m) empezamos a tirar para arriba por el camino, hace tanto calor que en este punto ya nos habíamos bebido una de las botellas de 1.5 litros que llevábamos. Por el camino nos encontramos una pareja de padre e hijo que habían hecho cumbre esa mañana, iban muy contentos y nos dieron bastantes detalles de la subida. Me sorprendió que no habían hecho ningún cuatromil antes para aclimatar, qué animales.

Los animales se acercan curiosos

Por el camino te encuentras manadas de íbices y otro tipo de fauna... como gente que da un paso y para dos minutos a descansar, no me los quiero imaginar cuando estén a la altura de Vallot la velocidad que llevarán.

Pichi y David

El camino sigue ascendiendo y de repente divisamos la Baraque des Rognes (2.768 m), nos desviamos del camino hacia la izquierda atravesando una pala de nieve y comprobamos que está abierta! Está en perfectas condiciones e incluso han habilitado un baño en el exterior, menudo lujazo. Hemos cargado con la tienda y las esterillas en balde pero nos hemos reído un rato buscando la tienda por Chamonix.

Baraque des Rognes

No recuerdo exactamente a qué hora habremos llegado aquí pero sería alrededor de las 16:00h. Tendremos que hacer tiempo hasta las 22:00 que hemos marcado como hora de salida, así que extendemos las esterillas en el suelo y unimos los dos sacos por la cremallera. Nos metemos los tres en dos sacos y menos mal, porque menuda rasca que hacía. Intentamos dormir un rato pero es imposible, aunque estaba bastante cansado la adrenalina no te lo permite así que al poco empezamos a hablar y a hacer el tonto.

Subida a Tete

Antes de lo pensado llegan las 21:00 y nos empezamos a preparar, al final tenemos tantas ganas por salir que a las 21:30 pasadas abandonamos la cabaña y emprendemos la marcha con casi media hora de adelanto. Todavía es de día pero ya empieza a ponerse el sol en el horizonte y nosotros disfrutamos del momento paso a paso.

Contemplando el mar de nubes con la Aiguille du Midi al fondo

Cuando llegamos a Tête Rousse (3.167 m) ya era noche cerrada, serían las 23 horas más o menos. Aquello estaba lleno de tiendas, ni el campamento base del Everest. Había alguna gente de pie alrededor supongo que porque no podían dormir, pero nadie en la ruta subiendo hacia Gouter. Nosotros pasamos de largo y empezamos a subir hacia el espolón, pasamos por la bolera sin ningún contratiempo y empezamos a trepar. Es una trepada muy chula esta de Gouter, la disfrutaríamos mucho más ahora que bajando de cumbre el día siguiente. Pichi iba delante marcando el camino con un ritmo infernal. Cuando ya empezaba a cansarme de tanta trepada de repente se ve Goûter (3.817 m) allá a la derecha, pero todas las luces estaban apagadas. Me parecía una estampa surrealista, ¿se habían quedado dormidos? Era la 1:15 más o menos. Nos acercamos hasta la puerta del refugio y comprobamos que está abierta, dentro hay luz pero no hay nadie, solo el material de los montañeros. Tanto material como para montar dos tiendas de montaña en Chamonix, qué pasada. Esperamos un rato a ver si aparece alguien pero nada. Estábamos sin agua y teníamos que comprar por lo que esta había sido una parada obligatoria, sin embargo esperábamos encontrar a la gente ya despierta. Abro la puerta que conduce al interior y me topo con unas escaleras, allí había gente durmiendo por los descansillos. Llego hasta la puerta de la cafetería y leo en un cartel que hasta las 2:00 no abre, qué faena, vamos a tener que esperar. Un cuarto de hora antes la gente ya empieza a bajar para preparar el material e ir a desayunar, yo hago cola como el resto del mundo y en cuanto veo a alguien del refu le pido 3 botellas de agua de 1.5l, le explico que yo no estaba alojado allí y me cobra 18€. Nos bebemos prácticamente una allí y el te que nos quedaba y rellenamos las cantimploras. Cuando salimos ya había un par de cordadas listas para salir fuera, debimos ser la 3ª cordada en tirar para cumbre.

Ruta de Gouter en rojo

Empieza la recta final de la ascensión. Vamos subiendo por la pala del dome de Gouter en plena oscuridad. Si mirabas hacia atrás veías una línea infinita de frontales, y eras capaz de diferenciar las cordadas por la separación de las lucecitas, desde luego era un espectáculo, intenté sacar fotos pero no quedaron bien por la oscuridad. Es una pena pero de la mayor parte de la subida no hay fotos porque la hicimos de noche. Creo que nos adelantan un par de cordadas en la que los guías van tirando literalmente de los clientes. Estas cordadas llevan la cuerda mucho más corta que la nuestra y completamente estirada, por las posiciones de los cuerpos y los tirones de la cuerda se aprecia perfectamente que los guías tiran de los clientes, menudas bestias para poder hacer eso, yo ya empezaba a notar el cansancio pero por suerte no tenía que tirar de nadie, David que venía detrás iba fresco como una lechuga. En un momento determinado paramos para hacer un descanso y sin darnos cuenta nos alcanza una cordada, el guía nos empieza a gritar enfurecido porque nos habíamos parado en mitad de la huella. Los tres nos quedamos estupefactos y no pudimos reaccionar en ese momento. No había ninguna razón para recibir ese rapapolvo, podían adelantarnos cómodamente por arriba o por abajo, no era una arista ni un sitio expuesto, simplemente parecía que el guía necesitaba pagarlo con alguien. Más tarde los clientes de ese guía serían los que nos sacasen las fotos en cumbre, ellos sí eran majos.

Vista de la ruta (izquierda) con otra perspectiva


Al llegar al refugio Vallot (4.362 m) hacemos otro descanso, aquí aprovechamos para comer un poco al abrigo de un ventisquero e intercambiamos los extremos de la cordada, yo sigo en el medio pero David toma ahora la iniciativa. Acelera un poco el paso que llevaba pichi e incluso hace un poco de guía en lo que a tirones se refiere :) A estas alturas yo estaba deseando llegar a la cumbre, empezábamos la parte más comprometida por la arista de les bosses y no podíamos cometer ningún error. Aunque la verdad es que no tiene ninguna complicación, simplemente hay que llevar la cabeza fría e ir muy concentrado en no dar ningún traspié. Sin embargo la sensación de cansancio acumulado iba en aumento y además, me daba cuenta de que lo estaba exteriorizando, al pisar mal de vez en cuando, rozar con las puntas delanteras del crampón en la nieve en algún momento, no decía nada pero en mi cabeza empezaba a preocuparme y le iba dando vueltas a todo eso. Y por fin, tras una de las interminables jorobas que vamos superando me doy cuenta de que el camino termina y que la gente está parada en una especie de plano alargado. Esto tiene que ser la cumbre (4.808 m). Nos abrazamos y felicitamos y empezamos el ritual de las cimas. Poner ropa de abrigo, beber, comer, fotos aquí, fotos de grupo, fotos con las cervezas... Deben ser alrededor de las 6 de la mañana, ya ha amanecido completamente y todo en el horizonte se ve mucho más bajo, es la primera vez que tengo esa sensación estando tan alto.

En la cima del Mont Blanc

No recuerdo cuántas cordadas harían cima antes que nosotros, pero creo que se contaban con los dedos de una mano. Emprendemos el descenso y nos vamos cruzando con todo el mogollón, sin embargo luego comentando esto todos coincidimos en que nos pareció que había mucha más gente en el refugio a primera hora de la que luego nos cruzaríamos.

Brindando en la cima

Seguimos bajando y por suerte una vez pasado el abrigo de Vallot podemos ir fuera de huella descendiendo de forma más cómoda. El descenso se hace muy pesado. En Gouter compramos una lata de cocacola para pichi que tenía antojo y nos cobran por ello creo recordar que 8€. Al lado de la cocacola las botellas de agua parecen regaladas.

La bandera del foro también iba en la mochila

Llega la zona más peligrosa bajo mi punto de vista, destrepar el espolón de Gouter con todas las horas que llevamos encima dándole caña al cuerpo, porque además hemos ido bajando los tiempos que marcaba la guía. Vamos ayudándonos de los cables que hay equipados y no podemos bajar muy rápido porque hay mucha gente, incluso algún guía con dos clientes en corto que van retrasando a todo el personal. Pero a nosotros casi nos hacen un favor porque así nos damos un respiro. Y de esta forma, poco a poco vamos bajando metros, siempre pienso que prefiero subir que bajar, las bajadas me deshacen, pasada la zona del espolón de Gouter nos encontramos con la bolera que estaba mandando cañonazos a tope. No dejaron de caer piedras desde que llegamos a ella hasta que la dejamos, daba bastante miedito la verdad. El cable que hay instalado en los dos extremos del corredor es inútil porque queda muy alto. La mejor opción es cruzar la bolera encordados aunque nosotros en este momento ya íbamos a nuestro aire y decidimos pasarla de uno en uno. La enfrentamos un poco por encima de la huella oficial porque justo por el centro del corredor la nieve se ha fundido y hay una especie de río, y pasándola por encima este torrente se estrecha y somos capaces de saltarlo, evitando mojarnos los pies. Pasamos el refugio de Tete y desde aquí la nieve va a menos, cada vez tengo más ganas de llegar al tren, el sol aprieta y el caloret faller nos obliga a beber el poco agua que nos queda, pero ya estamos llegando a la estación, está detrás de esa curva a la derecha.

Primer plato

Del tren y el remonte de vuelta no tengo muchos recuerdos, una vez en Les Houches buscamos un sitio para comer (lo cual no fue fácil por la hora) y al final acabamos tomando un menu du jour en la terraza de un local que estaba bajo el telepherique. Aquello estaba exquisito, la comida me sabe especial después de una buena jornada en el monte.

Segundo plato

Tras terminar nos vamos a por el bus y llegamos a Chamonix donde Ramón nos recibe con mucha alegría y energía, pero yo la verdad es que estaba derrotado. Mientras Pichi y David le empiezan a contar los detalles de la ascensión yo me tumbo en la cama y no puedo evitar quedar profundamente dormido.