miércoles, 19 de julio de 2017

Madejuno-Tiro Llago y Aguja de la Canalona

El finde del 8 de julio me invita a ir a picos la cordada rías baixas, coincide justo un año después de nuestra semana en alpes y todos estamos muy animados recordando las grandes actividades que hicimos por aquellos lares. En esta ocasión se nos unen dos compañeros de su club, David que está empezando en esto de la montaña y Esther, que no iba a escalar en principio y que solo la idea de hacer un vivac y dormir bajo un manto de estrellas le parecía suficiente como para acompañarnos, ya lo creo que mereció la pena.

Desde abajo el tiempo parecía perfecto


Quedo con ellos en la estación de Guitiriz a las 7:30 y nos vamos para Espinama, donde llegamos alrededor de las 12 de la mañana. Comemos un poco, nos preparamos para subir y poco antes de la 1 ya estamos andando. Es tarde así que no tenemos muy claro qué hacer, el tiempo es bueno aunque empiezan a entrar nubes del valle por el cable, pensamos en ir a por la Ostaicoechea y si nos da tiempo darle un tiento a la Canalona u otra cosa asequible para completar la tarde pero todos teníamos ganas de arista así que decidimos hacer la aproximación hasta el Madejuno y ver si el tiempo aguanta. A la altura del collado de Fuente Escondida propongo dejar las mochilas de vivaqueo escondidas, total la idea era quedarnos por allí y no tiene sentido seguir cargando con semejante peso más tiempo.

Croquis de la arista de el maquis

Seleccionamos el material para la arista y nos vamos para allá lo más rápido posible. Pasadas las 15:00 llegamos al Tiro Casares y como el tiempo sigue regular pero estable Pichi propone subir hasta el Madejuno y decidir arriba lo que hacemos. Allí en el collado soplaba la hostia y yo pensaba que no estaba el día para hacer la arista, así que la opción de hacer el Madejuno me pareció perfecta, en el peor de los casos nos llevábamos ese pico y la subida era segura porque va bastante encajonada.

Subiendo al Madejuno

En la cima del Madejuno nos damos cuenta de que no sopla nada de nada, así que todo el mundo está de acuerdo en continuar. Aquí empieza la arista propiamente dicha, pasos expuestos con ambiente, rápeles de todo tipo, canalizos, roca rota y delicada... de todo y para todos. Sencillamente me encantó, es una de esas actividades que tiene de todo, un poco de escalar, otro de trepadas fáciles pero donde no hay lugar para el error, rápeles volados... se la recomiendo a todo el mundo.

Empezando la arista

Durante todo el trayecto funcionamos como dos cordadas independientes pero colaborativas de modo que cada una con una cuerda vamos montando y desmontando los rápeles de forma que unos siempre van adelantados y el tiempo se acorta. Casi toda la arista la hacemos sin asegurar, creo que únicamente nos encordamos para el paso del gendarme amarillo pero la verdad es que cada vez me falla más la memoria.

Rápel volado

Sencillamente espectacular

Llegando al Tiro Llago empiezan a caer unas gotas de lluvia que poco a poco empiezan a marcar la roca, entonces le digo a pichi que subamos rápido a la cima para encontrar el paso mientras la roca todavía está más o menos seca y así en caso de que rompa a llover podamos tirarles una cuerda desde arriba a Costas y David que venían justo detrás. Por suerte paró y la roca se mantuvo seca, pero yo ya me había hecho a la idea de lo peor. Lo cierto es que el cielo estuvo bastante oscuro durante toda la actividad pero nos respetó todo el día.

La arista es una actividad muy disfrutona


La bajada del Tiro Llago se realiza encadenando rápeles por una canal con tierra y piedras sueltas bastante pindia donde es imposible avanzar sin tirar algo. Para mí lo peor de la actividad, como te pille bajando por ahí mientras otros rapelan por detrás tuya más te vale que tengan cuidado, porque no estoy hablando de piedras aisladas, aquellos son verdaderos desprendimientos.

Cabaña Verónica

Una vez fuera seguimos los hitos para llegar a Cabaña Verónica por ese terreno caótico. Carlos sale a saludar y nos pregunta qué tal todo, nos contó que había estado Esther por allí y que habían estado siguiéndonos por la arista desde allí. Al igual que nosotros, él también pensó que nos cogería la lluvia y que la liaríamos parda, al final y por el bien de todos no fue así.

Los picos estaban preciosos

Sin pararnos demasiado que ya era tarde volvemos por el camino normal de la vueltona hacia el collado de Fuente Escondida donde Esther tenía ya montado el campamento. Había desplegado un toldo en una de las construcciones abandonadas por si se pusiese a llover por la noche. Después del festín y ya de madrugada nos metemos en los sacos para disfrutar de una noche espectacular. Luna llena, sin una nube que permitía ver cada una de las estrellas del firmamento y con una temperatura agradable. Hacía tanto calor que no pude ni cerrar el saco de 0º en toda la noche.

Campamento base

El despertador suena a las 5 de la mañana, ya es domingo aunque todavía noche cerrada. Como yo me tengo que volver temprano vamos a madrugar lo máximo posible para que nos de tiempo a hacer algo antes de la hora de comer, así al terminar ya me bajo yo para el coche mientras ellos siguen con otra cosa por la tarde. La actividad elegida es la Aguja de la Canalona.

Croquis de la aguja de el maquis

La aguja presente durante casi toda la aproximación

Cuanto más cerca más impone

Antes de las 9 ya estábamos preparándonos en la base de la pared. Pichi abre todos los largos, que son muy divertidos, y poco a poco vamos avanzando de reunión en reunión. El último largo es el más disfrutón bajo mi punto de vista, el que más me costó el de la chimenea, que aunque tiene graduación de IV se resuelve con una técnica muy de clásica haciendo oposición contra la pared, algo que en deportiva no se está muy acostumbrado a hacer.

Preparando la cacharrada

Desde la base se ve alta de carallo

Esther en el collado desde la R2

En la amplia cima de la aguja aprovechamos para sacar unas fotos y rápidamente nos ponemos a rapelar. Por desgracia había gente empezando la vía así que tuvimos que ir con mucho cuidado para evitar tirar piedras y provocar un accidente a otras cordadas. Esto nos retrasó un poco el descenso pero como dicen las abuelas: más vale prevenir que curar.

Los de la cima somos nosotros

En la base de la pared me despido de mis compis por estos dos días espectaculares y me bajo rápido hasta el cable donde me tomo un plato de albóndigas en la cafetería y ya al coche. Todavía me quedaba volver a Coruña pero esa es otra historia que daría para otra entrada del blog.

Yo me piro pero estos van a por Santa Ana