domingo, 16 de octubre de 2016

Porru Bolu

La carrera de Somiedo me había dejado tocado de la rodilla izquierda, a lo que en un principio parecía una tendinitis en el rotuliano se terminó sumando también la cintilla, provocando que aún a día de hoy no esté recuperado al 100%. Muchas sesiones de fisio y entrenamientos dejados a medias hicieron que fuese rechazando una y otra vez las invitaciones de los amigos para salir al monte. Álex me había hablado de hacer algo de clásica a principios de otoño, a mí me parecía perfecto porque era una cita lejana en el calendario y mi rodilla necesitaba semanas para volver a estar operativa ante los desniveles de picos. Los días fueron pasando y casi por arte de magia la rodilla dejó de molestarme la misma semana que Álex y David tenían planeada para escalar, así que como si de un test se tratase me apunté sin dudar.

Subimos con muchas ganas con la torre de santa maría al fondo

El viernes 14 de octubre quedamos en Guitiriz a mediodía para ir en un solo coche hasta allí, hacia las 18:15 estábamos aparcando en Pandecarmen y una hora larga más tarde estábamos en el refugio de Vegarredonda, donde pasaríamos dos noches. La actividad principal que Álex había estudiado era la vía Pili-Cristina de la Torre de Santa María. Es una vía que nos servirá para echar el día sin pasos de mucha dificultad, y además nos servirá para observar de cerca el corredor del marqués de cara a una futurible ascensión invernal.

Hacia el valle las vistas eran insuperables

Convinimos en que no era necesario madrugar demasiado para permitir que el sol calentara un poco el ambiente por lo que serían las 10 de la mañana cuando llegamos a pie de vía. La parte final de la cumbre se veía nevada, mal asunto. Según nos acercábamos a la pared se apreciaba más hielo por el suelo, tampoco era buen augurio. Al final nos encontramos la vía bastante mojada e incluso helada en algunas zonas, pero lo peor era el frío que hacía allí, ni con el plumas ni los guantes gordos se encontraba uno medio-cómodo, estaba pasando más frío que en cualquiera de las invernales de este año y ni siquiera había nieve alrededor! Ah, y no he citado todavía a nuestro querido amigo el viento, que nos acompañaría durante toda la jornada, si ya hacía frío de por si el viento que soplaba a ráfagas convirtió aquello en un verdadero martirio. Después de tantear los primeros pasos y razonar que sería imposible aguantar esas condiciones los 5 largos de la vía decidimos dejarla para otra ocasión.

Al mal tiempo buena cara

Todavía era temprano y había muchas posibilidades así que nos alejamos de la fría cara norte buscando una segunda opción. Rodeamos las Torres de Cebolleda y bajamos por el collado les merines donde soplaba tanto el viento que te tiraba al suelo, yo creo que esas rachas de viento superaban los 100km/h fácil. Teniendo en cuenta todas las variables poco a poco nos íbamos convenciendo de que la cosa estaba difícil, y ponerse a escalar con esas rachas era jugarse la vida.

Llegamos al llanu los pozos, donde paramos a descansar y comer algo resguardándonos del viento en uno de estos pozos, qué lugar tan peculiar. Desde allí veíamos la horcada que forma el Porru Bolu con el Porru La Mayada, aunque la vía normal al Porru Bolu, que es la que subiríamos nosotros, sube a esa horcada por una chimenea desde el lado contrario. Al terminar la comida rodeamos el Porru Bolu y subimos por la llampa cimera hasta llegar a pie de vía. Allí estábamos resguardados del viento así que la idea era subir hasta la primera reunión y decidir allí si seguíamos para arriba o nos conformábamos con ese único largo.

Croquis de la vía por el maquis 

Álex fue abriendo la vía mientras aseguraba David cuando de repente nos cae una piedra del Porru la mayada que le da a David en la tibia y me rebota a mí en el pecho. Fue todo tan rápido que no pudimos ni ver el pedrusco, calculo que sería pequeño porque a David solo le hizo una pequeña herida y cayendo desde tan arriba si llega a ser un par de centímetros más grande... mejor no pensarlo.

Segundo largo

Una vez en la primera reunión vemos que el viento no molesta, no sabemos si porque estamos protegidos de él o porque ha bajado así que decidimos continuar y David abre el siguiente largo. Detrás vamos Álex y por último yo. El tercer largo se puede encadenar junto al segundo pero como ninguno había estado allí antes decidimos hacerlo como un largo individual tal y como aparecía en la reseña de la guía.

Llegando a la segunda reunión

Llegando a la cima

Una vez en cumbre dado lo incómoda que era nos sacamos un par de fotos y empezamos a bajar. Creo que no estuve en un sitio con un patio como ese, parecía una aguja por las caras sur y Oeste, increíble. Como no nos fiamos del maillon oxidado dejo uno mío allí y se empieza a descolgar Álex, yo sería el último. Mientras estaba allí esperando a que David llegase a la primera reunión (rapelaríamos el tercer y segundo largo juntos) volvieron las rachas de viento y empezó a lloviznar, estaba deseando bajar de allí.

Selfie en cumbre

Por suerte el tiempo nos dio tregua, la lluvia aguantó y la frecuencia de las rachas aminoró, hasta no me coincidió ninguna en el aéreo rápel, que era lo que más temía. La vía un día normal parece disfrutona y asequible, pero en un día tan frío como el nuestro hizo que me pusiera al límite. La roca estaba congelada y a los dos minutos de empezar a escalar perdía la sensibilidad de las manos, los agarres eran buenos pero no era capaz de sentirlos y tenía que mirar continuamente para comprobar que cerraba los dedos o empotraba la mano en la fisura correctamente. Por suerte Álex y David se peleaban por abrir los largos y yo siempre fui con la cuerda por delante.

Álex rapelando la chimenea

De regreso al refugio nos fuimos muy satisfechos y agradecidos por haber tenido la oportunidad de salvar el finde, ya que al día siguiente las condiciones eran aún peores, lo que hizo que decidiéramos bajarnos al coche directamente.

En cotas altas el día estaba muy feo

Mar de nubes al fondo mientras bajábamos a Pandecarmen