lunes, 29 de agosto de 2016

Arista de Cósmicos

La semana de vacaciones en Chamonix llegaba a su fin, pero eso sí, nos despediríamos a lo grande. Habíamos dejado para el final la actividad más exigente técnicamente, la arista de Cósmicos, esa vía de la que habíamos repasado tantos blogs y visto tantos vídeos en Youtube, con su famoso pasito de IV+/V (según la reseña) que había que hacer con crampones y que suscitaba tantas dudas en mi interior.


Arista de Cósmicos (summitpost.org)

La idea era coger el primer teleférico de la mañana que nos catapultaría a la Aiguille du Midi por un módico precio de 60€ ida y vuelta, desde luego no es como para montarse todos los días. Llegamos muy temprano a la estación pero para nuestra sorpresa ya estaba allí medio Chamonix y ni siquiera había salido el primer viaje, tremendo. Incluso había dos turistas canarios que nos preguntaron un par de cosas, ¿pero esa gente para qué madruga tanto? Eran las 6:30 de la mañana.

El "vuelo" se me hizo bastante largo, hay que parar a mitad de camino en la estación del Plan de l'Aiguille y esperar un poco para coger la siguiente cabina, supongo que los turistas lo agradecen pero yo estaba deseando llegar arriba y bajar por fin por la afilada arista.


En Plan de l'Aiguille

Una vez arriba nos dirigimos rápidamente al túnel que da acceso al exterior donde terminamos de prepararnos. Allí había mucha otra gente con el mismo propósito que nosotros, nos ponemos a la cola y empezamos a bajar. Aquello fue espectacular, sin embargo mientras preparaba esta entrada y repasaba las fotos reconozco que no lo recordaba tan expuesto, siempre me parecen mucho peores las cosas en foto y vídeo que en persona. Recuerdo un lobo solitario que sin encordar ni nada me adelanta en uno de los tramos más peligrosos saliéndose de la huella por la izquierda, alucinante lo que se ve por allí.


Arista NO

Terminada la arista no queda más que atravesar la planicie nevada para llegar al inicio de la vía. Se ve alguna gente escalando ya por el granito que forma la Aiguille aunque no conozco las vías.


¿Dónde está Wally?


Camino de la vía

Llegamos al inicio de la vía marcado por el Abri Simond y la plataforma del antiguo teleférico. Pichi y David tiran para arriba y nosotros vamos detrás. Empieza con una pala de nieve y poco a poco van aflorando las piedras hasta que llegamos a los primeros bloques y pasos mixtos.


Instalación del antiguo teleférico


Pichi y David empezando a subir


Ruta de los cuatromiles


Ramón feliz como una perdiz

La arista es sencillamente espectacular, para mí la mejor actividad que hicimos en alpes, muy divertida y con dificultad mantenida, pero a la vez dando opciones para asegurar siempre que lo vieses necesario.

El primero de los rápeles se puede destrepar aunque nosotros lo rapelamos. El último rápel también es evitable haciendo una travesía por abajo para rodear el bloque, pero nosotros fuimos por arriba y también lo hicimos.


Primer rápel

Las vistas hacia el valle tenían esta pinta


Preparándome para el segundo rápel, bastante expuesto el acceso a la reunión

Segundo rápel

Pichi preparándose para el último rápel

Le saqué muchas fotos a un bloque que tenía una forma muy característica, como un prisma enorme donde luego me enteré que estaba equipada una vía llamada Digital Crack, uno de los objetivos de Edu Marín para este 2016, habría sido increible coincidir allí con él.


Segundo gendarme donde está Digital Crack




Aquí hacemos un descanso para reponer fuerzas y comer algo porque lo siguiente que nos espera es el famoso paso de la placa vertical. Como de costumbre pasaron Pichi y David primero y luego nos tocaba a nosotros.

Al final resultó mucho más fácil de lo esperado, había más nieve acumulada a pie de la placa que en las fotos que yo había visto, de esta forma el paso se reducía (calculo) sobre medio metro bajando mucho el grado. Después había que hacer una travesía bastante precaria y rodear un bloque subiendo por un diedro y haciendo un par de trepaditas.


Foto del paso y bloque que había que rodear por la derecha metiéndose por detrás


Pichi por la repisa posterior al paso


Yo en pleno paso (posando) pensando el siguiente movimiento

Lo último que nos quedaba para terminar la vía era una goulotte súper estrecha donde no te podías ni mover porque te quedabas encajado con la mochila y que tenía hielo en algunos tramos. Sencillamente espectacular, me encantó la última parte desde el paso de la placa, hay que volver.


Yo posando al final de la vía


Llegando a la escalera


Unos pros haciendo cosas guays

Una vez arriba ya solo queda caminar por la nieve unos metros hasta llegar a la escalerilla metálica... que se mueve la hostia! Había que mantener el rostro sereno para los turistas que miraban curiosos desde arriba pero joder cómo se mueve, esa escalera es lo más complicado de la vía jajaja

Antes de bajarnos hacemos cola cual turista japonés para subirnos al mirador de metacrilato que tienen allí. Es una pena porque salen todas las fotos muy oscuras pero el sitio está tremendo. La pena es que con toda la gente que hay haciendo cola al final subes (o mejor dicho bajas) a hacerte la foto y ya casi te están echando sin poder mirar con tranquilidad hacia fuera.


Pas dans le Vide

El día siguiente antes de irnos para Ginebra al aeropuerto aprovechamos que había una feria de segunda mano en nuestra plaza para curiosear un poco, había cosas muy chulas.


Esquís antiguos


Las raquetas a precio de TSL Symbioz

martes, 16 de agosto de 2016

Vía Ferrata de Curalla en Passy

Después del Mont Blanc necesitábamos buscar una actividad tranquilita, estábamos muy cansados de los dos días previos pero tampoco era plan quedarse todo el día en la cama, solo íbamos a estar 7 días en Chamonix y había que exprimirlos al máximo. Creo que fue Alex el que se enteró de que había una ferrata cerquita de allí y a todos nos pareció perfecto, Ramón y yo nunca habíamos probado y teníamos mucha curiosidad. Fuimos preguntando por las tiendas de montaña para ver dónde alquilaban disipadores hasta que los encontramos en Sport 2000, solo nos cobraron 5€ por cada uno, menuda ganga.

Información de la ferrata

Croquis de la vía

A la ferrata se llega muy fácil, está todo indicado e incluso hay un párking para dejar el coche cómodamente. La aproximación dura alrededor de 15 minutos en los que el camino pica para arriba atravesando el bosque hasta que se llega a pie de vía. La pared por la que discurre la ferrata se ve claramente desde la carretera y la vía va atravesándola en diagonal de derecha a izquierda. Desde la vía se ve el macizo del Mont Blanc enfrente, ofreciendo una panorámica espectacular.

Ramón empezando la vía

 La vía está perfectamente equipada y da mucha seguridad. La pena fue no llevar unas zapatillas más adecuadas para la actividad, calzaba unas Brooks Cascadia que en la roca no agarraban lo suficiente y en algún tramo tuve que coger el cable con la mano para no tentar a la suerte.

Alex terminando el primer puente 

Ramón sobre el tablón de madera y David sobre el primer puente

Alex esperando por todos

David y Ramón en la parte final
 Creo que nos llevó sobre hora y media terminar el recorrido, aunque a mí se me pasó rapidísimo. Disfruté mucho de la escalada y no esperaba que fuese tan divertido. El hecho de ir autoasegurado y decidir por ti mismo la velocidad de avance fue lo que más me gustó. Además la vía iba cogiendo cada vez más altura aumentando cada vez más la sensación de patio.

Despidiendo el día

Para terminar el día ducha y paseo por el centro de Chamonix... y cuando digo paseo me refiero a buscar una buena terracita céntrica donde beber una cerveza bien fresca.

Ahora que veo las fotos, qué ganas de hacer otra ferrata!


viernes, 12 de agosto de 2016

Mont Blanc

A la vuelta de la Mer de Glace empezamos a planificar la ascensión al Mont Blanc. Había estado llamando toda esa semana a los refugios de Gouter y Tete para ver si obteníamos plaza a última hora, pero desde que llegamos fue imposible reservar. No llevábamos la reserva hecha desde aquí porque una semana antes el buen tiempo no estaba asegurado. Sin embargo, estábamos disfrutando de unas condiciones espléndidas y no queríamos arriesgarnos a esperar más días para subir por si el tiempo cambiaba, así que ante la imposibilidad de obtener plaza en uno de los refus de la ruta de Gouter Pichi propuso tomar medidas "drásticas". Subiríamos y bajaríamos sin hacer noche en ningún refugio, desde luego no era la forma más cómoda de subir pero era una opción válida y además tampoco teníamos elección si queríamos realizar ese itinerario.

Así lucía esa mañana el Mont Blanc desde Chamonix

La idea sería subir en uno de los últimos trenes cremallera que te dejan en Nid d'Aigle y hacer un poco de tiempo para no llegar a la cumbre demasiado temprano. El mapa marcaba una cabaña antes de empezar a subir al refugio de Tete, la Baraque des Rognes. Buscamos información por internet pero como no nos quedaba demasiado claro nos acercamos hasta la Maison de la Montagne para explicarles nuestro plan e informarnos sobre si estaría abierta y allí nos dijeron que estaría cerrada. La verdad es que no nos lo creimos pero claro, si era verdad corríamos el riesgo de llegar allí y que no pudiésemos entrar, con las consecuencias que ello suponía. Con este panorama trazamos un plan B: llevaríamos una tienda ligera para esperar dentro unas horas e intentar dormir en caso de que la cabaña estuviese cerrada. Como no habíamos previsto esta situación no habíamos llevado ninguna tienda, por lo que tuvimos que comprar una en Chamonix. Por suerte no nos tuvimos que gastar demasiado, como daban muy buen tiempo compramos lo más barato y ligero que encontramos.

Foto de la salida

Comemos muy temprano unos espaguetis deliciosos que prepara Pichi y salimos los tres pitando para la parada de bus que teníamos al lado de casa, estamos a 6 de julio de 2016. Cogeríamos el bus hasta Les Houches y allí el teleférico que te deja en una estación intermedia del tren que sube a Nid d'Aigle. En el teleférico estábamos solos, pero en la estación del tren ya se veía ambiente montañero. La mitad de los que estaban allí iban para arriba, se diferenciaban muy bien de los turistas ya que muchos iban con mochilas de más de 100 litros de capacidad y piolets de 1 metro de largo, os prometo que no estoy exagerando ni un poquito.

Subiendo en el Tramway du Mont Blanc

Una vez en Nid d'Aigle (2.372 m) empezamos a tirar para arriba por el camino, hace tanto calor que en este punto ya nos habíamos bebido una de las botellas de 1.5 litros que llevábamos. Por el camino nos encontramos una pareja de padre e hijo que habían hecho cumbre esa mañana, iban muy contentos y nos dieron bastantes detalles de la subida. Me sorprendió que no habían hecho ningún cuatromil antes para aclimatar, qué animales.

Los animales se acercan curiosos

Por el camino te encuentras manadas de íbices y otro tipo de fauna... como gente que da un paso y para dos minutos a descansar, no me los quiero imaginar cuando estén a la altura de Vallot la velocidad que llevarán.

Pichi y David

El camino sigue ascendiendo y de repente divisamos la Baraque des Rognes (2.768 m), nos desviamos del camino hacia la izquierda atravesando una pala de nieve y comprobamos que está abierta! Está en perfectas condiciones e incluso han habilitado un baño en el exterior, menudo lujazo. Hemos cargado con la tienda y las esterillas en balde pero nos hemos reído un rato buscando la tienda por Chamonix.

Baraque des Rognes

No recuerdo exactamente a qué hora habremos llegado aquí pero sería alrededor de las 16:00h. Tendremos que hacer tiempo hasta las 22:00 que hemos marcado como hora de salida, así que extendemos las esterillas en el suelo y unimos los dos sacos por la cremallera. Nos metemos los tres en dos sacos y menos mal, porque menuda rasca que hacía. Intentamos dormir un rato pero es imposible, aunque estaba bastante cansado la adrenalina no te lo permite así que al poco empezamos a hablar y a hacer el tonto.

Subida a Tete

Antes de lo pensado llegan las 21:00 y nos empezamos a preparar, al final tenemos tantas ganas por salir que a las 21:30 pasadas abandonamos la cabaña y emprendemos la marcha con casi media hora de adelanto. Todavía es de día pero ya empieza a ponerse el sol en el horizonte y nosotros disfrutamos del momento paso a paso.

Contemplando el mar de nubes con la Aiguille du Midi al fondo

Cuando llegamos a Tête Rousse (3.167 m) ya era noche cerrada, serían las 23 horas más o menos. Aquello estaba lleno de tiendas, ni el campamento base del Everest. Había alguna gente de pie alrededor supongo que porque no podían dormir, pero nadie en la ruta subiendo hacia Gouter. Nosotros pasamos de largo y empezamos a subir hacia el espolón, pasamos por la bolera sin ningún contratiempo y empezamos a trepar. Es una trepada muy chula esta de Gouter, la disfrutaríamos mucho más ahora que bajando de cumbre el día siguiente. Pichi iba delante marcando el camino con un ritmo infernal. Cuando ya empezaba a cansarme de tanta trepada de repente se ve Goûter (3.817 m) allá a la derecha, pero todas las luces estaban apagadas. Me parecía una estampa surrealista, ¿se habían quedado dormidos? Era la 1:15 más o menos. Nos acercamos hasta la puerta del refugio y comprobamos que está abierta, dentro hay luz pero no hay nadie, solo el material de los montañeros. Tanto material como para montar dos tiendas de montaña en Chamonix, qué pasada. Esperamos un rato a ver si aparece alguien pero nada. Estábamos sin agua y teníamos que comprar por lo que esta había sido una parada obligatoria, sin embargo esperábamos encontrar a la gente ya despierta. Abro la puerta que conduce al interior y me topo con unas escaleras, allí había gente durmiendo por los descansillos. Llego hasta la puerta de la cafetería y leo en un cartel que hasta las 2:00 no abre, qué faena, vamos a tener que esperar. Un cuarto de hora antes la gente ya empieza a bajar para preparar el material e ir a desayunar, yo hago cola como el resto del mundo y en cuanto veo a alguien del refu le pido 3 botellas de agua de 1.5l, le explico que yo no estaba alojado allí y me cobra 18€. Nos bebemos prácticamente una allí y el te que nos quedaba y rellenamos las cantimploras. Cuando salimos ya había un par de cordadas listas para salir fuera, debimos ser la 3ª cordada en tirar para cumbre.

Ruta de Gouter en rojo

Empieza la recta final de la ascensión. Vamos subiendo por la pala del dome de Gouter en plena oscuridad. Si mirabas hacia atrás veías una línea infinita de frontales, y eras capaz de diferenciar las cordadas por la separación de las lucecitas, desde luego era un espectáculo, intenté sacar fotos pero no quedaron bien por la oscuridad. Es una pena pero de la mayor parte de la subida no hay fotos porque la hicimos de noche. Creo que nos adelantan un par de cordadas en la que los guías van tirando literalmente de los clientes. Estas cordadas llevan la cuerda mucho más corta que la nuestra y completamente estirada, por las posiciones de los cuerpos y los tirones de la cuerda se aprecia perfectamente que los guías tiran de los clientes, menudas bestias para poder hacer eso, yo ya empezaba a notar el cansancio pero por suerte no tenía que tirar de nadie, David que venía detrás iba fresco como una lechuga. En un momento determinado paramos para hacer un descanso y sin darnos cuenta nos alcanza una cordada, el guía nos empieza a gritar enfurecido porque nos habíamos parado en mitad de la huella. Los tres nos quedamos estupefactos y no pudimos reaccionar en ese momento. No había ninguna razón para recibir ese rapapolvo, podían adelantarnos cómodamente por arriba o por abajo, no era una arista ni un sitio expuesto, simplemente parecía que el guía necesitaba pagarlo con alguien. Más tarde los clientes de ese guía serían los que nos sacasen las fotos en cumbre, ellos sí eran majos.

Vista de la ruta (izquierda) con otra perspectiva


Al llegar al refugio Vallot (4.362 m) hacemos otro descanso, aquí aprovechamos para comer un poco al abrigo de un ventisquero e intercambiamos los extremos de la cordada, yo sigo en el medio pero David toma ahora la iniciativa. Acelera un poco el paso que llevaba pichi e incluso hace un poco de guía en lo que a tirones se refiere :) A estas alturas yo estaba deseando llegar a la cumbre, empezábamos la parte más comprometida por la arista de les bosses y no podíamos cometer ningún error. Aunque la verdad es que no tiene ninguna complicación, simplemente hay que llevar la cabeza fría e ir muy concentrado en no dar ningún traspié. Sin embargo la sensación de cansancio acumulado iba en aumento y además, me daba cuenta de que lo estaba exteriorizando, al pisar mal de vez en cuando, rozar con las puntas delanteras del crampón en la nieve en algún momento, no decía nada pero en mi cabeza empezaba a preocuparme y le iba dando vueltas a todo eso. Y por fin, tras una de las interminables jorobas que vamos superando me doy cuenta de que el camino termina y que la gente está parada en una especie de plano alargado. Esto tiene que ser la cumbre (4.808 m). Nos abrazamos y felicitamos y empezamos el ritual de las cimas. Poner ropa de abrigo, beber, comer, fotos aquí, fotos de grupo, fotos con las cervezas... Deben ser alrededor de las 6 de la mañana, ya ha amanecido completamente y todo en el horizonte se ve mucho más bajo, es la primera vez que tengo esa sensación estando tan alto.

En la cima del Mont Blanc

No recuerdo cuántas cordadas harían cima antes que nosotros, pero creo que se contaban con los dedos de una mano. Emprendemos el descenso y nos vamos cruzando con todo el mogollón, sin embargo luego comentando esto todos coincidimos en que nos pareció que había mucha más gente en el refugio a primera hora de la que luego nos cruzaríamos.

Brindando en la cima

Seguimos bajando y por suerte una vez pasado el abrigo de Vallot podemos ir fuera de huella descendiendo de forma más cómoda. El descenso se hace muy pesado. En Gouter compramos una lata de cocacola para pichi que tenía antojo y nos cobran por ello creo recordar que 8€. Al lado de la cocacola las botellas de agua parecen regaladas.

La bandera del foro también iba en la mochila

Llega la zona más peligrosa bajo mi punto de vista, destrepar el espolón de Gouter con todas las horas que llevamos encima dándole caña al cuerpo, porque además hemos ido bajando los tiempos que marcaba la guía. Vamos ayudándonos de los cables que hay equipados y no podemos bajar muy rápido porque hay mucha gente, incluso algún guía con dos clientes en corto que van retrasando a todo el personal. Pero a nosotros casi nos hacen un favor porque así nos damos un respiro. Y de esta forma, poco a poco vamos bajando metros, siempre pienso que prefiero subir que bajar, las bajadas me deshacen, pasada la zona del espolón de Gouter nos encontramos con la bolera que estaba mandando cañonazos a tope. No dejaron de caer piedras desde que llegamos a ella hasta que la dejamos, daba bastante miedito la verdad. El cable que hay instalado en los dos extremos del corredor es inútil porque queda muy alto. La mejor opción es cruzar la bolera encordados aunque nosotros en este momento ya íbamos a nuestro aire y decidimos pasarla de uno en uno. La enfrentamos un poco por encima de la huella oficial porque justo por el centro del corredor la nieve se ha fundido y hay una especie de río, y pasándola por encima este torrente se estrecha y somos capaces de saltarlo, evitando mojarnos los pies. Pasamos el refugio de Tete y desde aquí la nieve va a menos, cada vez tengo más ganas de llegar al tren, el sol aprieta y el caloret faller nos obliga a beber el poco agua que nos queda, pero ya estamos llegando a la estación, está detrás de esa curva a la derecha.

Primer plato

Del tren y el remonte de vuelta no tengo muchos recuerdos, una vez en Les Houches buscamos un sitio para comer (lo cual no fue fácil por la hora) y al final acabamos tomando un menu du jour en la terraza de un local que estaba bajo el telepherique. Aquello estaba exquisito, la comida me sabe especial después de una buena jornada en el monte.

Segundo plato

Tras terminar nos vamos a por el bus y llegamos a Chamonix donde Ramón nos recibe con mucha alegría y energía, pero yo la verdad es que estaba derrotado. Mientras Pichi y David le empiezan a contar los detalles de la ascensión yo me tumbo en la cama y no puedo evitar quedar profundamente dormido.

domingo, 7 de agosto de 2016

DesafiOSOmiedo

Abro un paréntesis en la serie de entradas que estaba publicando sobre el viaje a Alpes para contar la última aventura vivida sufrida. El año pasado se me metió entre ceja y ceja que en 2016 tenía que correr un ultra, le tenía echado el ojo a la Travesera y quería correrla porque conozco parte del recorrido y me parece espectacular, así que me apunté al sorteo para ganar la inscripción. Sin embargo la suerte no acompañó por lo que hubo que buscar un plan B. Había otra carrera del estilo de la que Pocholo me había hablado mil maravillas y de la cual por suerte todavía estaba abierto el plazo de inscripción al sorteo, se trataba del DesafiOSOmiedo. No tenía muchas esperanzas de conseguir plaza, después del bajón de la Travesera no quería hacerme ilusiones, por eso la alegría fue doble cuando me enteré de que me había tocado y que podía correrla. Iba a tener que retomar los entrenamientos muy seriamente si quería terminar con garantías porque no se trataba de una carrera fácil, al final salen unos 86km con 10.000m acumulados de desnivel, una buena broma. Además, a David Senra también le había tocado una plaza por lo que no tendría que ir solo hasta allí.

Perfil del UTDS

Son muchos meses de preparación, tantos que al principio estás seguro de que en ese tiempo puedes preparar hasta el UTMB si te diese la gana, pero la verdad es que el tiempo pasa rápido y en cuanto te das cuenta estás a dos semanas del reto. Especialmente en mi caso que también estaba preparando la expedición a Alpes tres semanas antes. Las fechas no cuadraban muy bien pero es que la idea era obtener plaza para la Travesera, que se corre a principios de junio.


Mapa de la prueba

Como todos los alojamientos de Pola de Somiedo, que es de donde sale la ultra, estaban completos desde el primer momento que me puse a mirar finalmente tuvimos que alojarnos en El Aposento de Babia de Quintanilla de Babia, tanto David como yo quedamos muy contentos del trato recibido allí pero estar a media hora de coche de la salida de la carrera es bastante incómodo, si vuelvo por allí ya me preocuparé de tener plaza en el pueblo.

Nuestra base de operaciones

Sin ser demasiado consciente de a lo que me enfrentaba el día 29 estaba recogiendo a David en Matogrande. Nos esperaban 3 horitas y media de coche pero íbamos con muchas ganas. Tras pasar por la casa rural nos vamos para Pola a recoger la bolsa del corredor y asistir a la charla técnica. La bolsa del corredor era la mejor que había visto en mi vida sin lugar a dudas, y qué decir de la charla técnica, espectacular. Habían grabado un vídeo con el Google Earth e iban comentando de forma detallada todo el recorrido, además al ser en 3D quedaba muy realista.

Charla técnica

Al terminar volvemos de nuevo para Quintanilla y cenamos un poco de todo, pasta, ternera, puré de patata... todo buenísimo. Discutimos un poco la hora de levantarnos y nos vamos para cama habiendo dejado las cosas más o menos colocadas. Al día siguiente nos levantamos para desayunar y vestirnos y casi por sorpresa nos dan las 6 de la mañana. La salida era a las 7 y todavía teníamos que llegar al pueblo y aparcar. Por el camino se nos cruza un perro que por suerte esquivo pero eso nos puso el corazón a mil y todavía no habíamos empezado a correr jajajaja
El ambiente de la carrera es espectacular, todo el mundo parece mejor preparado que tú, mejor equipado que tú... realmente intimida.

Salida

Dan la salida y empezamos a subir carretera arriba, a veces asfalto y otras pista hasta que nos metemos a la izquierda camino de La Peral. De repente alguien dice "llevamos una hora", joder qué rápido se me ha pasado esta hora, ojalá sean todas igual. Hasta el primer avituallamiento, sobre el km8, David y yo vamos juntos. Es aquí donde le digo que yo voy a ser más conservador con el ritmo porque es mi primera ultra y no quería jugármela, me daba igual terminar media antes que después. Y así van pasando los kilómetros, aparece el segundo avituallamiento y se ven a lo lejos las siluetas de la gente encima del Cornón. Impresionante, ¿hay que subir todo eso? Solo ahí había 700m+ del tirón, aunque la verdad los hice muy bien, adelantando gente continuamente, por mí podían venir más cuestas, me encontraba pletórico. Llegamos a la cima y empieza la bajada, aquí hay que ir con cuidado, no es muy técnica pero sí larga. Siguen pasando los kilómetros y el sol empieza a apretar, todo el mundo se queda sin agua, incluido yo, y noto que tengo los labios agrietados, necesito beber cuanto antes. De esta forma llegamos al avituallamiento del puerto, yo llego completamente deshidratado, estos últimos 3km han sido horribles, diría que por encima de los 30º.

Avituallamiento del Puerto

Me obligo a beber y a comer, aunque no sé qué tomar, no me apetece nada de lo que veo. Pruebo con el melón y me sabe a gloria así que sigo comiendo melón. No sé cuánto melón pude comer, estaba en una especie de trance comiendo melón, hasta que en un momento me digo que no puedo seguir comiendo, que aún falta mucha carrera y puede sentarme mal tanto melón. Desde que lo pensé todavía debí tomar 10 pedazos más, era imposible parar. Salgo fuera y tras caminar unos minutos me pongo a trotar, no llevamos ni 30 km y esto ya está siendo duro. Parece que me recupero y hago unos cuantos kilómetros sin mayor importancia. Empezamos a subir poco a poco y la gente está tirada por los senderos, mucha gente abandonando, menuda sangría.

Cuando todavía podía correr

Yo voy bien, por suerte parece que me he repuesto con el melón así que sigo pasando gente. Pero bajando al Valle del lago aparecen unas sensaciones familiares muy desagradables, me empiezo a encontrar mal de la barriga, noto como algo se mueve en el estómago y en pocos kilómetros tengo que caminar porque no me deja correr. Llego al valle del lago y todo el camino hasta el siguiente avituallamiento lo hago caminando.

Arca en el avituallamiento del Lago del Valle

En Lago del Valle estaba la mochila que podíamos dejar a la organización con ropa y calzado, yo como no tenía ninguna queja de los pies ni rozaduras en ninguna parte del cuerpo no toco nada. Del lago del valle salgo caminando también e intento trotar en los llanos a un ritmo muy bajo, si intento ir rápido el estómago me duele, así que voy lento pero me doy cuenta de que a esa velocidad puedo terminar por lo que una vez asumido que no voy a hacer un gran tiempo me tranquilizo, el objetivo es terminar. Todavía no llevamos ni la mitad de la carrera, qué duro está siendo esto. Más o menos por aquí es donde conozco a Luis, un chico de Madrid que hace triatlón. Él también tiene problemas y no puede correr pero camina rápido como yo así que empezamos a avanzar juntos. Me ha salvado la vida, iba pensando en mis cosas, en mis problemas de estómago, etc, por un tiempo hablar con él me evade de todo eso. Terminaríamos entrando juntos en meta, muchas horas después.

Poco a poco vamos avanzando y llegamos a la farrapona. Después de este avituallamiento quedaba la subida a los bígaros, para mucha gente lo más duro de la carrera. La verdad es que nosotros no tuvimos ningún problema subiendo, como no podíamos correr íbamos muy bien de fuerzas. La subida me pareció espectacular, iba esperando por Luis que no tenía mucha experiencia en alta montaña. La arista si no estás acostumbrado a estar colgado tiene su cosa, bastante ambiente para algo que te encuentras con 50km encima. La bajada de los bígaros es muy exigente física y articularmente, aquí me empieza a doler la rodilla izquierda y el tobillo derecho, un gran calvario porque a estas alturas la barriga ya no me dolía pero seguía sin poder correr esta vez por culpa de la rodilla. Seguimos progresando poco a poco, con nuestro ritmo de señoras que salen a caminar por el paseo marítimo y llegamos a Saliencia, no me lo puedo creer. Cada vez estamos más cerca de cumplir el sueño de terminar. Aquí sigo con mi dieta a base de melones, a esto le sumo medio vasito de CocaCola por recomendación de Luís que fue lo que me asentó el estómago en el final de la carrera, gracias por los consejos!

Empezamos la penúltima cuesta, vamos con muchos ánimos porque la organización había dicho en la charla que es un tramo bastante duro donde alguna gente se da la vuelta, es cierto que se hace duro y largo pero nosotros subimos a toda pastilla. La bajada nos costó mucho más que la subida, pero poco a poco vamos descendiendo y por fin llegamos al avituallamiento de Arbeyales. Estamos hablando señores del km 70. Durante toda la carrera habíamos dicho que si llegábamos a este kilómetro tendríamos la carrera en el bolsillo, porque luego ya solo quedaba una cuesta para arriba seguida de 8km cómodos que bajaban hasta Pola. Estábamos muy cansados y con muchas ganas de llegar y a mí se me hizo muy dura la subida, la más dura de toda la carrera. Además en la bajada tuvimos que sacar el frontal y a mí me fastidió bastante porque el objetivo que nos habíamos marcado David y yo para terminar la carrera era terminar de día, por tanto eso supuso una pequeña derrota.

De repente vemos un cartel que pone 5km, luego otro que pone 3km. Esos 2km intermedios habían sido un mundo para nosotros, íbamos controlando el tiempo para intentar llegar en menos de 16 horas, vamos avanzando esta vez trotando y vamos acercándonos a Pola hasta que ya la vemos a lo lejos, avanzamos por una carretera ahora y de repente vemos el desvío a la izquierda con un cartel que dice 1km. Ese kilómetro lo corremos  más rápido que cualquiera de los últimos 50, hay mucha gente por las calles, todo el mundo aplaude, todos animando y así llegamos a meta. Nos abrazamos, nos sacan unas fotos y veo a David, hablamos un poco y me voy a beber y comer algo. Por fin hemos llegado, ha sido extremadamente duro, el no poder correr y empezar a sufrir durante un kilómetro tan temprano ha puesto mi mente a examen. Me entero de que Arca ha ganado la carrera y eso me da un subidón, cómo me alegro por él.

Luis y yo en meta

Esa noche fue horrible, prácticamente no pegamos ojo, estábamos tan cansados que nos dolía hasta estar tumbados. En cuanto amaneció dimos gracias por ello y rápidamente nos levantamos, era un suplicio estar acostado. Desayunamos, y nos vamos para Pola a ver la entrega de premios. Llegamos temprano así que nos da tiempo a dar un paseo, a tomar un café, a seguir comentando la carrera... Yo tenía la rodilla fatal, pero veo que no soy el único, nos cruzamos con muchísimos corredores que van rígidos como robocop, ya sabéis lo que se dice: mal de mucho consuelo de tontos.

Entrega de premios

Y así ha pasado mi primera ultra, más duro de lo que esperaba en mis peores pesadillas pero una semana después tampoco parece para tanto, qué malas jugadas nos hace la memoria, le gusta que tropecemos una y otra vez en la misma piedra porque yo esa noche al terminar dije que ni loco me apuntaba a otra carrera semejante, pero al día siguiente ya estaba mirando la web del UTMB buscando carreras que puntuasen.

David y yo con Fernando Arca

Para terminar os dejo un vídeo muy currado que han creado sobre esta edición de la carrera, yo me quedo pensando si intentaremos volver el año siguiente...