Ramón, posando en la estación |
Nos subimos al tren y este empieza a coger altura y a atravesar bosques, mientras nos deleitamos con el paisaje y con las vistas de las paredes que hay del otro lado del valle de Chamonix, intuyendo pistas de esquí y corredores que se formarían en invierno. El tren cremallera tiene dos tipos de clientela claramente diferenciados, los turistas y los montañeros.
El interior del famoso tren cremallera |
Según llegamos a Montenvers, los montañeros salen disparados del vagón. Todavía no tenemos muy claro porqué pero se dirigían al glaciar corriendo, y no lo digo en sentido figurado. Iban tan rápido que, muy a nuestro pesar, les perdimos el rastro. Al principio creíamos que podía ser porque intentaban coger preferencia en una zona de grietas donde se pudiesen hacer buenas fotos. Más tarde pensamos que quizá iban a hacer alguna ascensión en el día y necesitaban el tiempo para estar de vuelta en la estación antes de que saliese el último tren, la verdad es que no lo tengo claro.
Desde arriba no da la sensación de que sea todo hielo |
El caso es que casi sin tiempo para hacer fotos desde arriba empezamos a bajar. Realmente no es una ferrata como tal porque los pasos equipados no disponen de líneas de vida donde poner los cabos del disipador, pero ayudan y mucho en el destrepe.
Empezamos a bajar ayudándonos de un pasamanos |
También hay escaleras instaladas |
En algunos tramos la escalera se cambia por una maroma para el sentido descendente |
Como se aprecia en las fotos ya no tenemos a nadie a la vista, y os prometo que entre la estación y la ferrata no habrá más de 500 metros. Nosotros vamos con calma que es la primera vez que pasamos por ahí y no tenemos prisa, que nuestro plan es relax a tope!
Una vez en el glaciar mires donde mires todo es espectacular |
Conocidas montañas empiezan a asomarse |
Llegamos cerca del punto en el que confluyen el glaciar de Lechaud y de Géant |
Tiramos para arriba buscando una grieta bonita donde poder hacer algo de hielo y sacar unas fotos pero no encontramos nada que nos convenza. Al final montamos una reunión para pasar el rato en la grieta más estética que encontramos pero el hielo estaba como estallado, nada que ver con el de la cascada que encontramos aquella vez en Peñalara bajo el Zabala.
Puede no parecerlo por la perspectiva pero no se veía el fondo, estaba concentrado 100% en no darle a la cuerda |
Volviendo a Montenvers Álex ve un crampón automático dentro de uno de los charcos que tenía el glaciar. Estuvimos buscando la pareja sin éxito jajaja, una pena. Tenía que llevar poco allí porque no estaba ni oxidado, misterios de la vida.
A ver si pican |
Petzl automático que ponía la anécdota divertida al día |
Antes de marcharnos bajamos a la Grotte de glace, una gruta que excavan cada año en el glaciar y que añade una atracción más para los turistas, para los montañeros lo único interesante es bajar las escaleras e ir leyendo las plaquitas que con una altura y año dan una idea del retroceso que sufre el glaciar en nuestros días, espeluznante.
Allí dentro no había bochinche |
Pichi y Ramón esperando por los cacahuetes |
Para la cena Álex nos deleitó con un excelente Pollo asado con arroz al punto de sal. Qué bien cocina este hombre con cuatro cosas, y no lo digo de coña.
Chef Pichi, toda la semana rodeado de fogones |
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